Primeramente tenemos que reconocer que la voluntad de Dios es infinitamente buena, y que si la siguiéramos, resultaría en el bienestar infinito de todos. La desobediencia a la ley de Dios que es infinitamente buena, resulta en una culpabilidad que también es infinita, y produce el caos y el sufrimiento que se ven por todos lados en este presente mundo. Se puede medir nuestra culpabilidad por el precio que Cristo tuvo que pagar por ella. La muerte horrible que Jesús sufrió en la cruz es la medida de la profundidad de nuestra culpa. Jesús pagó el precio total de nuestra culpa de manera que si tú clamas a Él y pones tu fe en Él para ser tu salvador, serás salvo. Tu culpa es transferida a Él, (colocado en Él), y la justicia de Él es transferida a ti. Recibe a Él, confía en Él, y cree en Él para tu salvación. “Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.” Hechos16:31. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16. Ve con Él con tu carga de pecado, y dile que confías en Él para ser tu Salvador, y que lo recibes en tu corazón por fe. Sigue diciendo esto con tus labios hasta que de veras lo estás diciendo con tu corazón. Si lo haces de veras, tenemos la palabra de Dios que serás salvo. Favor de decirnos a nosotros si lo haces, porque la Escritura dice: “Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado.” Romanos 10:11