Septiembre 3

Romanos 3:23

"Por cuanto todos pecaron, y están distituídos de la gloria de Dios;"

¿Acaso has visto unas fotos de aquellas extrañas y horribles criaturas que viven muy abajo en la profundidad del océano? ¡Que raras y extrañas formas de criaturas! Si podrías comunicarte con ellas y decirles que viven en el océano, a lo mejor te responderían, “¿Qué océano? No vemos ningún océano.” Ves que este es el ambiente en que “viven, y se mueven y tienen su existencia.” Así es con nosotros en este mundo. El pecado es tan natural para nosotros. Se encuentra a todos lados, de modo que apenas nos damos cuenta de ello. Pero para tener una idea de que fea y horrible es el pecado (como algunos de estos monstruos de la profundidad del océano), solo piensa lo que le costó al Señor para rescatarnos. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su hijo unico.” Su propio hijo amado tuvo que sufrir los horrores de una larga y terrible muerte en la cruz para pagar nuestros pecados y redimirnos. ¡Pero Jesús lo hizo! Alabado sea su nombre. Toda la honra y la gloria sea al Cordero que sufrió en nuestro lugar. ¿Y qué crees será y castigo de aquella persona que, “ha pisoteado al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Hebreos 10:29.

Comentario por Francis L. Harris

"...¿qué debo hacer para ser salvo?" Hechos 16:30