Octubre 28

2 Tesalonicenses 3:5

Y el Señor enderece vuestros corazones en el amor de Dios, y en la paciencia de Cristo.

Nuestros corazones se inclinan al amor propio, y agradarnos a nosotros mismos, y no vuelven a Dios sino por la obra del Espíritu Santo dentro de nosotros, que nos enseñan la hermosura de Cristo, la necesidad de su muerte, y el gozo del compañerismo con él. También necesitamos su gracia para esperar con paciencia su retorno glorioso y triunfante, que cada día parece mas cerca e inminente.

Comentario por Francis L. Harris

"...¿qué debo hacer para ser salvo?" Hechos 16:30