Diciembre 6

Jeremías 17:14

Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo: porque tú eres mi alabanza.

Cuando Jeremías miraba alrededor, solo veía una plaga de falsedad, mentiras, y corrupción. Y cuando él miraba adentro, encontró la misma corrupción, y se dió cuenta que el único remedio tendría que venir DE DIOS SOLAMENTE. “Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo”. ¡Es verdad! La salvación viene de DIOS. Es trabajo de DIOS. Después de venir a Cristo, a veces nos caemos en el pecado. Nos sentimos mal, e intentamos enmendar el asunto, y luego viene otro fracaso. Luego nos desesperamos porque sentimos que AHORA, la salvación es obra NUESTRA, y depende de nosotros mismos. ESTO ES FALSO. LA SALVACIÓN ES DE DIOS. Si tú eres salvo, es porque Dios te buscó cuando estabas en pecado y rebelión, y porque Cristo murió por tus pecados. JESUS PAGO EL PRECIO. La reformación propia siempre lleva a la frustración, y uno tiene que hacerlo día tras día. Pero si Dios hace algo, es para siempre, Eclesiastés 3:14. Solamente un ENCUENTRO verdadero con Jesús puede salvarte, y solamente sumisión diaria al Espíritu Santo te puede dar el poder necesario para vivir por Dios en esta presente era de pecado. Por esto clamó Jeremías a Dios “Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo”.

Comentario por Francis L. Harris

"...¿qué debo hacer para ser salvo?" Hechos 16:30